“Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja.” Lin Yutang
El Molino Rojo giró sus aspas e incitó al aire tranquilo de la tarde. Lo despertó de su siesta, convirtiéndolo en corriente que abrió ventanas arrastrando lastres del mundo en las cortinas.
Pasamos la realidad al mundo de los sueños, aletargamos el cansancio lento y perseguimos el tiempo entre sólidas arquitecturas. Fuimos bailarinas despertando estrías dormidas en baldosas, mientras abanicos de colores refrescaron nuestros pasos sobre un jardín clandestino al que se le escapaban arbustos en las esquinas.
Pusimos pegamento a nuestras vidas desplegando un collage de magia y quimeras. Y con abrazos de manos de algodón elevamos este párrafo...antes de apagar la luz que conserva el último instante.